Retomando Miradas al Sur

MIradas Al Sur

jueves, 19 de noviembre de 2009

Maflay


Maflay Lizana Lizana

Maflay Lizana Lizana parece que se llamaba, aunque los jóvenes del Barrio lo llamaban simplemente Maflay. Parece que venia del Sur, de Los Ángeles, por eso su habla Mapuche, su orgullo tribal, su nostalgia, que no pasó inadvertida durante los largos años vivió en estas Estrellas del Sur. De Pudahuel Sur.

Al Mafly todo el mundo lo conocía, aunque seguramente fue Tutuguagua quien más sintió su partida. A él también lo doblaron a alcohol, y a injusticias. Hoy en aquella esquina, ya no se ven.

Oficios tuvo muchos, entre ellos madrugar para pedir hora al consultorio por unas pocas monedas. Viviendas, muchas también, vivió en la sede social, vivió en la calle, y su ultima morada fue en un antejardín de una casa del Pasaje Castor, donde en una fecha del 2008 o 2009, que no guardará la historia, se dejó.

Victor Acuña Jiménez




Maflay

Sólo, por nuestros pasajes
fantasma de nuestro pasado
casi nadie te miro pasar.

Mi mirada seguía tus lentos pasos
fui a la raíz de tu pueblo
todo tu ancestro Araucano.

Una botella por las manos
y el corazón levantado
no fue por guerra
no fue en pelea
no fue por que bajaras tu lanza.
Fue a traiciones y engaños
fue a mentiras y a trampas.

Hoy, doblado por la vida
al galope de la gran ciudad
con la manta desbocada
con un saco en las espaldas
con cartones por las manos
recogiendo los mendrugos
es que no olvido tu lanza.

¿Qué han hecho Maflay con tu sangre primera?
doblado en el alcohol
voy contigo en este escrito
bisnieto de algún indio,
que tienes pómulos altos
bisnieto del cacique,
te doblaron a engaños.

Mi corazón te sigue.
La lanza de mi escrito
va encendida a la llama de las barricadas
festejando en cada grito tu orgullo, Maflay!
Va prendido mi escrito
también llevo en las venas un resto de Araucano.

Podrán abajarte Maflay
si tienes pómulos altos
y tu pelo medio chuzo
y ese andar de a caballo
y la vieja de tu madre
con los ojos achinados
tu abuelo muerto a los leones
por querer cazarlos a lazo
y tu padre analfabeto
dirigiendo el sindicato

Toda tu vida guerreando
y los cabros en las escuelas
las señoras batallando
somos todos Lonkonao.

Y me levanto en el tiempo
teniendo en cuenta tu destino claro
y voy a salir del pozo del silencio
y voy a ensartar estas letras
al centro del atropello
y voy a clavar el hacha
al cráneo de las injusticias
y voy a dar un galope
buscando la fuerza de todos,
y voy a seguir luchando por mi Pueblo Libertario.

Podrán abajarte Maflay
si tienes pómulos altos
y tu pelo medio chuzo
y ese andar de a caballo
y la vieja de tu madre
con los ojos achinados
tu abuelo muerto a los leones
por querer cazarlos a lazo
y tu padre analfabeto
dirigiendo el sindicato

Toda tu vida guerreando
y los cabros en las escuelas
las señoras batallando
somos todos Lonkonao.

Hernaldo Ariel Palma Peña
Narro

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Desierto Florido

"Podrán Cortar todas las flores, pero no detendrán la primavera"


El invierno fue cruento, y el camino más largo que el de Itaca. Por un momento de años, se quedaron con los confesores, se refugiaron en el anonimato, se exiliaron en otros mundos, se sepultaron en la tierra y se salvaron.


A veces los días escampaban, y los pronósticos decían que el sol saldría. Salían de las improvisadas madrigueras y miraban las nueves pasar. Armaron un nido en concreto, se reprodujeron, se quisieron, se encontraron y se transformaron en los defensores del Sur, que tanto les prometía.


Pero llegó la veleidad. De los pilares crecieron rejas, que transformaron el bosque en un desierto que exhibía cárceles de oro. En aquellas calles, otrora nutridas, se paseaban vivos sin vida, caballos de feria, cigarras marchitas que esperan la muerte. Y llovió.



Pero un día, cualquiera, sin causas aparentes, el mundo de siempre tiene un olor distinto. Los mismos colores tediosos, opacos, se prenden llameantes como lavados por una larga lluvia de varios años, que recuerdan a ese Macondo escondido en otro punto no muy distante de este gran hogar.


Salen a las calles y se encuentran. Vuelven a mirar las nubes pasar, escarban en la curiosidad como niños imberbes que quieren conocer la vereda del frente. Aceptan los cargos que las multitudes les entrega y que en otros tiempos rechazaban, exigen las miradas que antes esquivaban, firman facturas, hacen negocios colectivos, confían, amamantan a los hijos de los vecinos, hacen discursos, reclaman y se enojan. Se subvierten, se (re)conocen, cuidan de ellas y sus familias, tienen citas románticas en las gasolineras, citan a Sabines, leen a Benedetti, decoran perros de acrílico y escriben libros.


Como las flores no ven la primavera, ellas no ven que han dejado las posturas del otoño y se abalanzan engalanadas, llenas de colores, que desperdigan al viento y plasman en los Muros. Caminan por sus calles, buscando abejas de las cuales cuidar, endulzan con sonrisas la aridez de los parajes, creen en cuentos infantiles, plantas sus semillas, y se apropian de la pradera. Y Así, alegran los corazones de los paseantes furtivos que llegamos un día por casualidad.


Seguramente aun es invierno en el mundo, pero con la arrogancia del desierto florido, ellas construyen su propia primavera.



Victor Hugo Lenin Acuña Jiménez







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lunes, 16 de noviembre de 2009

Mis recuerdos


Oh tanta nostalgia.

La casa nueva y las esperanzas, los hijos en su corta edad.

Sueño con la casa propia, lo tuyo, espacio de sueño, los niños corren felices todo nuevo, con olor a humedad, con olor a albañilería, muchos arreglos que hacer, muchas personas nuevas en tu vida, nuevos vecinos, hacer nuevas amistades, cosas nuevas. Nuestro barrio, con sus engalanadas calles, corren los niños por esos pasajes, tan unidos los primeros años, fiesta para el dieciocho, juego, risas, y la pascua vestirse de viejo pascuero, juntar dulces, hacerles once. Recuerdo tantos cambios… Oh, ya no hay tiempo, todo ha carrera, todos a aprisa, tanto consumismo, como cambia el tiempo. Y ahora el monstruo de la droga en las calles, ¿que pasa por los pensamiento de los niños y jóvenes? ¿Cuanto tiempo dedicamos a los demás?. Tanto que dar, volver a sentirnos niños.

Oh tiempo, tenemos tanto que dar.

Quiero mis calles, y a esos jóvenes, al igual que a mis hijos. ¿Como mejorar la cultura de mis estrellas? ¿Como entregar más? Mejor no pensar que somos diferentes, todos somos creados igual. Para mejorar deberíamos amar a nuestro prójimo, solo eso.

Viviana Cancino

MicroDocumental "Miradas al sur. La Estrella de la Otra Barranca

Nuestra Gente. Nuestra Historia

Muestra de parte de la Recopilación Fotográfica del Barrio.